Al comienzo de la calle León XIII se encuentra este suculento bar con aroma familiar. Es cierto que a primera vista no parece un restaurante, ni lo es, pero en cuanto nos traen las tapas podemos apreciar que la calidad de la comida está muy por encima de aquellas que si se llaman a ellos mismos restaurantes.
En primer lugar decir que nuestra cita allí fue una reunión de amigos navideña, por lo tanto éramos bastantes comensales a servir. El servicio en todo momento fue de una gozada, no faltó ni sobró comida y la atención que nos prestaron fue sobresaliente.
A modo de entrantes pedimos un plato de Chanquetes con huevo y pimiento rojo que estaba delicioso, además de unas papas a lo pobre con mojo picón que tenían demasiada sal para nuestro gusto ¡Ojo! No estaban malas pero sí demasiado saladas.
Las raciones estaban bien servidas, como podéis observar en las fotos, para el precio que pagamos por ellas. La relación calidad-precio estaba bastante equilibrada.
Tras unas cervezas para aligerar la sal ingerida con las papas y bajar los chanquetes, cada uno pidió diferentes platos para la cena.
El otro plato que pedimos fue un lomo de atún en salmorejo con pimiento rojo. Exquisito al 100%, no se le pueden poner pegas a este suculento plato que nos tomamos.
Para ser un bar salimos de allí con una sonrisa de oreja a oreja y la sensación de haber sido tratados de maravilla. Sin duda un lugar para volver.
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