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Bar del mercado de la Encarnación.

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Hace ya bastante tiempo que El Tapeador es un fiel cliente del bar del mercado de la Encarnación. Y la verdad es que lo conocimos casi de casualidad. Fuimos un día a hacer la compra y decidimos tomarnos algo allí mismo. Lo que iba a ser una parada para una cervecita se convirtió en una comida en toda regla porque es imposible -o al menos muy difícil- ir y sólo tomarse una cervecita.

Situado en una de las puertas de entrada al mercado y rodeado de cristaleras es imposible no fijarse en él. Básicamente porque siempre suele está lleno, siempre hay un camarero dando vueltas y preocupándose de que no te falte nada y porque sus precios son imbatibles.
El bar no es mucho más de lo que se ve. Una barra con taburetes, una minúscula cocina al lado y algunas mesas altas y bajas para sentarse.

Bar del mercado de la Encarnación. El Tapeador.

Pepe ya nos conoce y nada más entrar por allí nos pregunta si queremos una cerveza o un vinito de la casa -de Extremadura-. Normalmente empezamos con cervezas pero pronto nos pasamos al vino. No solemos cambiar mucho la rutina gastronómica de este bar. Lo normal es que pidamos una tapita -o dos- de chipirones y luego sardinas, puntillitas, croquetas, adobo... o algunos de los pescados del día que estén en la pizarra. Aunque nos ha pasado más de una vez que hemos pedido algo fuera de la pizarra y Pepe ha llamado a la pescadería de enfrente y se lo han traído en el momento. Esto sí que es del mercado al plato. ¡Nos tratan tan bien!

Montaditos. Bar del mercado de la Encarnación. El Tapeador. No solemos pedir platos de carne allí, pero sí los montaditos sin salsa verde. Lo de no echarle salsa es algo nuestro. De hecho, la última vez Pepe pidió a cocina "Unos montaditos como le gustan a las niñas" y aparecieron a nuestro gusto. No son montaditos en pan de montadito ni en dos rebanaditas de pan sino con pan de barra y unos filetitos más que apañados para ser un montadito. Hay que pedirlos sí o sí. 


No sabría que tapita recomendar porque si os gusta el pescado todo está bueno. Los chipirones son bastante grandes y están riquísimos con su salsa verde; hay personas que van diariamente a la plaza a tomar su tapita de sardinas y luego se van a casa a comer; el adobo está también riquísimo y sazonado en su punto justo; ponen un pez espada y un atún que hacen que todavía me relama de gusto;  los salmonetes pequeñitos, los boquerones, los calamares, todo frito pero sin estar aceitosos. Quizá lo que menos me gusta son las croquetas, que pedimos un día y no hemos vuelto a repetir. Y eso que es de mis platos favoritos, pero habiendo tanto pescado y tan fresco creo que no querréis comer otra cosa.
Y aunque ya no es temporada, cuando vuelva a serlo hay que pedir también de manera casi obligatoria la ración de almejas y coquinas. Apuntado lo tengo ya para el año próximo.

Las tapas que tienen están escritas en una pizarra y el precio de casi todas es de 2€, alguna cuesta 2'50€. Y si quieres algo fuera de carta, pregunta porque seguramente lo tengan.

Sardinas. Bar del mercado de la Encarnación. El Tapeador. Ahora también tiene platos del día -que suelen ser guisos- pero al principio no. Y no era de extrañar que cuando ya nos lo habíamos comido todo y pensábamos "echarnos al suelo para rodar hasta la calle" viniera uno de los camareros a ponernos una tapita de los platos del día a ver qué nos parecía. Pues súper ricos, como todo lo que podéis encontrar ahí. Nosotras hemos probado las papas con carne y las albóndigas y estoy deseando volver para seguir probando platos del día.

Croquetas. Bar del mercado de la Encarnación. El Tapeador. El ambiente es genial y la clientela muy heterogénea. Están las personas que han hecho sus compras, se toman una cervecita y a casa; algunos trabajadores del mercado; los vecinos del barrio, personas que van diariamente a tomarse su tapita de sardinas allí... y los fines de semana estamos nosotras y todos los que han conocido este pequeño rinconcito y han quedado enamorados de él. Y es que no es de extrañar, claro. 

La única pega...  pues que como tiene horario de mercado cierra sobre las 15.00-15.30 -más de una vez nos hemos quedado solas mientras recogían el bar y los trabajadores del mercado limpiaban sus puestos- y que es muy difícil coger mesa en hora punta (sobre las 14.00). Pero todo queda compensado con la amabilidad y simpatía de Pepe, los camareros y los clientes, que no dudan en compartir su mesa contigo e incluso darte conversación para hacer la comida más amena.

Por todo lo anterior nuestra valoración es



 
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